Breve historia de las Terapias asistidas con caballos
El caballo ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia, desde el trabajo del campo a las guerras, así como en el ámbito deportivo, y en la actualidad, también en el de la salud. Como señala Edith Gross, el caballo ha demostrado como virtud esencial una gran adaptabilidad y fina percepción, respondiendo con gran empatía y estableciendo un vínculo afectivo único con el hombre.
Se ha comprobado que el caballo posee características biomecánicas que lo convierten en “terapeuta”, adquiriendo hoy en día una posición destacada dentro de las terapias, en especial, las que centran su trabajo en la rehabilitación. La Equinoterapia es un tratamiento en donde se incluye al caballo como agente de salud y como un integrante más de un equipo multidisciplinario. Abarca la integración de cuatro ámbitos profesionales diferentes: la medicina, la psicología, la pedagogía y el deporte. Dentro del de la medicina, desempeña un papel principal en la hipoterapia porque la monta a caballo es la base del efecto fisioterapéutico.
Dentro del de la psicología adquiere mayor importancia la monta terapéutica, ya que trata problemáticas de la personalidad y cuadros de autismo. Así, funciona como tratamiento clínico de dichas patolologías a través del vínculo sutil y paulatino que el paciente establece primero con el caballo, y luego con el terapeuta.
Historia y antecedentes de la Equinoterapia
La aplicación de la equinoterapia se formalizó después de la Segunda Guerra Mundial, pero tuvo varios antecedentes. Por un lado, en el siglo XIX, el fisiatra sueco Jonas Gustav Wilhelm Zander (1835-1920) fue el primero en afirmar que las vibraciones transmitidas al cerebro en el orden de las 180 oscilaciones por minuto estimulan el sistema nervioso simpático (el que nos “prepara para la acción” y media las conductas de “lucha o huida”). Zander comprobó esto, pero sin asociarlo al caballo. Casi cien años después, el profesor y médico suizo Rieder, jefe de la Unidad Neurológica de la Universidad Martín Luther de Alemania, midió estas vibraciones sobre el dorso del caballo al paso e increíblemente, correspondían con exactitud a los valores que Zander había recomendado un siglo atrás.
Asimismo, en el año 1917, en el Hospital Universitario de Oxford se fundó el Primer Grupo de Equinoterapia para atender el gran número de heridos de la Primera Guerra Mundial, con la idea fundamental de quebrar la monotonía del tratamiento y propiciar la rehabilitación dentro de un entorno natural.
El caso Liz Hartel
Liz Hartel fue una muchacha danesa que a los 16 años fue atacada por una forma grave de poliomielitis, al punto de no poder trasladarse por sí misma durante mucho tiempo, a no ser en silla de ruedas y más tarde con ayuda de muletas. Ella practicaba equitación antes de la enfermedad, y contrariando a todos, continuó practicándola a pesar de su discapacidad. Ocho años después, en las Olimpíadas de 1952, fue premiada con la medalla de plata en adiestramiento, compitiendo con los mejores jinetes del mundo.
El público solo percibió su estado cuando bajó del caballo para subir al podio y tuvo que valerse de dos bastones canadienses. Liz repitió esta hazaña en las Olimpíadas de Melbourne, en 1956. Este ejemplo de autoterapia despertó en la clase médica empírica un interés por el programa de actividades ecuestres como medio terapéutico, tanto que en 1954 aparecía en Noruega el primer equipo interdisciplinario formado por una fisioterapeuta y un psicólogo e instructor de equitación
Crecimiento ininterrumpido
Años más tarde, en 1965 nace en Francia el concepto de Reeducación Ecuestre, como lo mencionan De Lubersac y La Llieri en la introducción a su manual titulado “La Reeducación a través de la Equitación”.
En el mismo año la Equinoterapia se toma como una materia didáctica, y ya en 1969 tiene lugar en París el primer trabajo científico sobre Equinoterapia en el Centro Hospitalario de la Universidad de Salpentire. En 1972 se defiende la primera tesis de doctorado en medicina sobre Reeducación Ecuestre en la Universidad de París, en Val-de-Marne.
Bajo el lema “Rehabilitación por medio de la monta” se celebra el primer Congreso Internacional en París sobre esta disciplina, y finalmente en Bélgica se acepta internacionalmente la división de la Equinoterapia en tres áreas: Hipoterapia, Monta terapéutica y volteo, y Equitación como deporte para personas con discapacidad.
Nuevos avances
En los últimos 15 años, se ha venido desarrollando una cuarta área actualmente en expansión, relacionada con la intervención clínica y terapéutica en el picadero, ligada al al bienestar emocional y salud mental, denominada Intervención terapuética asistida con caballos /IAC), dentro de las Terapia asistidas con caballos (TAC). A través de este tipo de intervenciones pueden ser atendidos cuadros de trastornos generalizados del desarrollo (TGD), autismo, cuadros de hiperactividad, trastornos de ansiedad, etcétera.
Como podemos notar, el caballo continúa acompañándonos en nuestra evolución. Hoy en día, hay una necesidad creciente de encontrar un sentido o una trascendencia a nuestra vida, en todos los ámbitos, que tiene que ver con ayudar y vincularse con el otro liberando nuestro potencial interno. Ejemplo de esto son los programas de Coaching asistido con Caballos, muy en boga en EE.UU. y Europa y en creciendo expansión al resto del mundo, donde se han comprobado los enormes y eficaces efectos a nivel personal, trasladados a una búsqueda de sentido, trascendencia y misión, a través del potencial, la pasión y el motor interno. El vínculo con los caballos facilita este proceso y nos conecta con nuestro interior, con los valores y recursos y con el cuidado del entorno. Definitivamente, los caballos – y la Naturaleza en su totalidad – siempre tienen algo nuevo para enseñarnos.
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